lunes, 26 de enero de 2009

Hace un tiempo que no he sido capaz de escribir de verdad. Me encuentro en un largo claro (prefiero claro a decir laguna) que por más que camino pareciera interminable.

Intento a ratos sentarme, pensar y escoger un tema y dejar como lo hacía antes que las cosas fluyan o intenten fluir y sin embargo nada pasa y mucho menos queda.

Enfrento el día a día con por lo menos una batalla campal y legendaria contra ese yo no se que, que me bloquea y me evita fluir, oprime mi cerebro como si fuera un limón de esos que hacen puré para darle sustento a un supremo Tom Collins en una tarde calurosa o ni tan calurosa pero insoportablemente estresante en ésta gran urbe que es nuestra Ciudad de México.

Hace unos momentos me di a la tarea de buscar en otros espacios de reflexión lo que creo haber perdido... la motivación, la causa, la capacidad. Así es que con paso seguro pero incierto paseo con el afán de absorber ritmo y puntos de vista por los blogs de ciertos personajes con los que convivo (con unos más que otros) que me dejan muy en claro que quizás he estado equivocándome en la forma que doy a mis intentos de expresión y análisis y a los que considero compañeros de causa, de lucha de forma, fondo y de etéreos intereses.

Me adentro con calma para iniciar el recorrido en el blog del Mosco (coincidente y casi sorpresivamente llamado El Blog Político de Mosco) y me encuentro con una forma relajada, casual, firme y clara de escribir, temas contemporáneos, reales y de interés zurcan los cielos de éste espacio desmoronando en su vuelo cualquier crítica rebuscada con un claro mensaje que podría sintetizarse en un sencillo "YO ASÍ SOY Y QUÉ". Un desparpajo envidiable se percibe en cada línea, como una bocanada de aire divertido e izquierdoso (si, el aire puede ser divertido, sobretodo cuando es frío). En ese momento, me paro en la puerta con destino a la salida, no sin antes voltear hacia el compañero Mosco que sostiene con naturalidad una pistola y decir con honesta sonrisa: ¡Gracias Wey!. Mosco no dice nada porque es una foto.

Tras perder el rumbo en la senda, en lugar de caminar hacia la próxima parada técnica (o táctica ya no sé), me apendejé viendo el cielo y terminé en el HI5, pero me di cuenta y tomé un atajo por una callecita al blog de mi muy estimado colega, camarada y nemesis de ironías: EL BUEN AMIGO HURÓN. ¡Pásele usted! escuché de pronto de una voz cuya fuente no pude ubicar físicamente, pero sabía de quién provenía. Una franqueza y benevolencia cannábica generaban una atmósfera de agradable placidez y de desmadrismo inteligente y claro.

Uno a uno devoré unos 10 de sus fácilmente digeribles artículos y disfruté cada línea de su estilo poco convencional y veraz. Estuve poco tiempo porque tuve que regresar a trabajar, pero fue un rato muy divertido.

Al volver a mi amada pecera (centro de trabajo en el que despotrico contra el neoliberalismo y los ruco-políticos eternos y reciclados) me senté dije no se que tontería a no se que persona (siempre hay gente ahí, entonces seguro alguien me escuchó) y después como un trozo de mantequilla resbala sobre una sartén ardiendo, las palabras empezaron a resbalar hacia el canvaz (lienzo, papel, papiro, espacio para escribir) y quizás no con mucho sentido aún, pero comencé a desapendejarme y a darme cuenta que cuando a alguien le gusta escribir... escribe y ya.

Gracias a mis musas

El Amigo Hurón y el Compañero Mosco